Pese a que "Ellos" son los protagonistas de los diferentes cuentos que componen el libro, "Ellas" (quienes los miran, aman, odian, sueñan y gozan) brillan con absoluta nitidez, constituyendo un universo delicado y lúcido, de mayor encanto que el que integran los hombres de los veinte cuentos. Los hombres son jóvenes. Varios de los cuentos tienen por escenario los corredores o plazoletas de la Universidad de Antioquia. Aparecen sentados sobre alguna jardinera, tomando café en las cafeterías de la Plaza Barrientos, o en la fila de las fotocopias. Hacen cosas de jóvenes: ir de paseo, gritar por las ventanas del coche, fumar mariguana, tomar ron y, por supuesto, enamorarlas a Ellas.
En pocos relatos se alcanza la felicidad o la realización amorosa. Ellos parecen correr para fugarse, como lo hace el hombre del cuento "Avestruz", quien despliega sus alas y vuela lejos al no lograr que la chica con quien ha ido a alucinar a una montaña haga exactamente lo que quiere. Incluso la niña de nueve años del cuento "Olor a pintura", enamorada del hombre que ha ido a pintar las paredes de su casa, se niega a aceptar el juego impuesto por el hombre. Algo así como: "Yo soy adulto y tú niña. Actúa bien tu papel, pues las niñas no se enamoran. Yo actuaré bien el mío y no seré tu novio". Esta niña se repliega sobre sí. Aparta la vista del objeto amado. Se niega a ser niña. Es una mujer que, al ser rechazada, puede odiar con misma intensidad con la que ha amado.
En este sentido este libro de cuentos es valioso y revelador, puesto que retrata las relaciones entre hombres y mujeres con una dinámica distinta a la vista hasta ahora en los cuentos y novelas de amor. El papel pasivo, dolido, lloroso de la mujer ha cambiado. Ella se atreve a seducir, proponer y enamorar, pero sobretodo, se niega a someterse. Ya sea que el hombre parta, que ella lo aparte o que el amor eclosione y se disuelva en el desinterés o el aburrimiento, las mujeres de los cuentos de este libro no pondrán la rodilla en el suelo para suplicar al hombre que se quede. Ellos se fugan y ellas los miran sin comprender del todo, sin asirlos o poseerlos, en una serenidad total, como si aceptaran la partida como parte del trato, en el juego cotidiano del amor.
(Ellos, Fondo editorial EAFIT, Colección Letra X Letra. Medellín 2016. Autor: Sandra Castrillón.)
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